Excursión Congosto de Montrebei

Esta es una excursión muy bonita y en contacto directo con la naturaleza.Los paisajes son maravillosos, espectaculares, increíbles!!!

Se puede hacer de ida y vuelta. O solo ida. Nosotros solo hicimos ida, dejamos un coche en La Masieta, punto final, para poder ir a buscar el resto de coches al refugio de Montfalco, que fue el punto inicial.

Hicimos unos 12 kilómetros, con un desnivel de 900 metros.

Tardamos 5 horas, pero fuimos con mucha calma, hicimos muchas fotografías y hay que decir que eramos un grupo numeroso.

Yo iba un poco preocupada, por el tema de las pasarelas. Tengo el llamado «vértigo selectivo», es decir, que a veces me bloqueo y no soy capaz de subir, y otras, ya sea por el día, por mi estado de ánimo o por como de alto esta el sol, que subo .

Cuando llegamos al primer tramo de pasarelas, mi estómago se puso del revés. Mientras el grupo hacia fotos, yo comencé a subir, la primera. Pensé que cuanto mas retrasara el momento, mas nerviosa me iba a poner e iba a ser peor.

Las primeras seis escaleras, me faltaba el aire, empece a sudar sin control y por un momento mi visión se nubló, pero…..respire hondo y seguí hacia arriba.

Cuando acabé el primer tramo, no me lo podía creer, estaba contentisima!!! Hasta que me hicieron saber, que había otro tramo de pasarelas más largo.

Al llegar al segundo tramo, sucedió lo mismo, más nervios, menos aire, más sensación de ahogo.

Subí, sin pensar, sin mirar para abajo ni para arriba. La vista fija en las escaleras, en la madera, no en el hueco.

Y al finalizar…entonces si, respire tranquila. Había superado las pasarelas!!!!

Pasar los puentes tibetanos fueron un juego de niños después de lo de las pasarelas!!!

El día amaneció con las típicas nieblas de esta zona, pero el amanecer viendo el valle cubierto de nubes es precioso.

Comenzamos la mañana, desayunando en el refugio de Montfalco.

Cartel indicador de la ruta

Consejos a tener en cuenta. Aunque yo sufro el conocido «vértigo selectivo» , hacer la ruta fue un desafío ,que me sirvió para comprobar que pude superar mi «vértigo»