Cuando vemos, que la fecha se nos ha echado encima, sin preparar ni pensar nada, es el momento de sacar el superpoder de la imaginación, y con lo que tenemos a mano, hacer un disfraz.
Siempre cuento la misma anécdota, pero es que la recuerdo con mucho cariño. Hace muchos años, fuimos a París a ver a un amigo, que trabajaba en la Embajada, y nos invitaron, aquella misma tarde, con un margen de una hora, a una fiesta de disfraces en la Embajada. Eramos 6 personas, 3 chicos y 3 chicas. Miramos que teníamos en casa, a mano, y encontramos un paquete de bolsas de basura.Y nos hicimos unas capas, unos antifaces y hasta algun pantalon y falda, y fuimos disfrazados de «La pandilla Basura» ( una serie de los 80, que eran un grupo de niños muy sucios que tenían poderes). Nuestro disfraz causó sensación y lo pasamos genial!





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